viernes, 26 de febrero de 2016

REORGANIZACION DE FRANCIA


Consecuencias de la revolucion Francesa

 Las ideas y el ejemplo de la Revolución Francesa se extenderán por toda Europa, lo que provocará el fin del sistema del Antiguo Régimen a lo largo del siglo XIX en, prácticamente, todo el continente. Esta es la importancia fundamental de este hecho y por eso su inicio significa el fin de una era histórica.

    Gran parte de las ideas en que se sustenta el sistema político, económico, social e ideológico dominante en los países occidentales desarrollados hoy en día, son herederas de las que surgieron durante la Revolución Francesa. Por tanto, nuestro sistema de vida actual debe mucho a este acontecimiento histórico.

    La Revolución sustituyó al Estado absolutista del Antiguo Régimen, fundado sobre la teoría del derecho divino y que garantizaba los privilegios de nobleza y clero, por un Estado liberal y laico, fundado sobre los principios de la soberanía nacional, de la separación de los tres poderes y de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Estos principios, junto con los derechos y obligaciones de los ciudadanos aparecerán recogidos en textos constitucionales.

    El nuevo Estado que aparece es un Estado burgués que garantiza el predominio de la burguesía. Por tanto, la clase burguesa consigue el poder político y se convierte en la clase dirigente de los siglos XIX y XX.

    El sistema económico feudal, propio del Antiguo Régimen, es sustituido por el sistema económico capitalista, que es el que sigue predominando en gran parte del mundo actual.

    Surge el concepto de nación. Durante el Antiguo Régimen, el territorio de un Reino era patrimonio del rey; con la Revolución Francesa, la patria será de todos los ciudadanos (soberanía nacional). De aquí deriva el nacionalismo como ideología política que surgirá en el siglo XIX.

    Surge el concepto de ciudadano. Durante el Antiguo Régimen, los habitantes de un Reino eran súbditos del rey, es decir, individuos cargados de deberes y obligaciones. El ciudadano que aparece con la Revolución Francesa será, por el contrario, un individuo con derechos.

    Aparecen las milicias voluntarias formadas por ciudadanos en defensa de la patria, frente a los ejércitos mercenarios al servicio de un rey propios del Antiguo Régimen. De aquí deriva la idea de defensa nacional.

    La Revolución dejará como legado la existencia de la libertad de expresión y de la libertad religiosa, y abrirá el camino a la separación Iglesia-Estado, requisito imprescindible para el buen funcionamiento de un régimen liberal o democrático. Esto supondrá una disminución del control de la sociedad por la Iglesia, que pierde buena parte de sus prerrogativas.

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